(389) Mi infancia, como suele ocurrir, se cumplía más o menos feliz hasta que apareció por allí un tal Herodes Antipas. A partir de entonces, me trasladé al Limbo y aquí sigo esperando mis alas definitivas.
Bien es cierto que tampoco ha pasado demasiado tiempo, según me dicen.
Día 4, Marzo 2009
Textos de Juan Álvaro del Sur (mi padre).
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